1.1 No es lo
mismo crianza que educación.
Tanto la buena crianza como la real educación,
buscan el bien de una persona; sin embargo, es importante distinguir entre
ambas.
Lo propio de la educación es
la voluntad de perfeccionarse (realizarse), de acuerdo con el saber que
tenemos de nosotros mismos y de lo que sería, entonces, nuestro real y
auténtico bien personal, bien social (común) y bien final (sentido último de la
existencia). Lo propio de la
educación es su autonomía. Así, la educación es la aventura que cada uno de
nosotros emprende, con el propósito de realizarse y vencer aquellos obstáculos,
apariencias, temores y toda suerte de depósitos nocivos de diversa naturaleza que
muchos van depositando o sembrando y, muchas veces, sin mala intención. Por supuesto, que en esta aventura, también
debemos aprender a reconocer el buen nutriente que algunos nos ofrecen;
nutriente que no siempre tiene buen gusto, pero es indispensable para sanar de
cualquier “contaminación” …
Lo propio de la crianza, en cambio, es la heteronomía, esto es, la dependencia que
tenemos de otros, quienes asumen el deber de conocernos para, en representación
nuestra, elegir nuestros bienes particulares, sociales y final; ya que nosotros
por sí mismos-as, somos incapaces de hacerlo.
1.2 Como Profesionales de la Educación
Parvularia, deberemos
representar a todos esos pequeños-as, que se inician en la vida; para
representarles y, al mismo tiempo, ir potenciando y desarrollando todas
aquellas capacidades que les irán independizando, en vistas a ser cada vez más
autónomos y en todas las dimensiones de nuestro ser y existencia… Por cuanto
nuestra labor será con personas que recién se inician en la vida y que conocen
muy poco de sí y del mundo, esto es, personas muy dependientes y, por lo tanto,
muy poco autónomos, nuestra representatividad deberá ser muy intensa, cuidadosa
e integral (multidimensional). Muchos-as
llegarán ya heridos a nuestros Jardines Infantiles y deberemos partir sanando
sus heridas, erradicando, en lo posible, la fuente de sus infecciones y
fortaleciéndolos sin enajenarlos…
Deberemos criarlos y educarlos desde la vocación de ser personas, de ser
una personalidad o personaje y de ser aprendices de sí y del mundo, para
iniciarse en la co-creación de sus propios mundos… Esto requiere criar y educar
niños-as dialogantes consigo mismo, con los mundos de los demás y con el
Universo en el cual todos nos encontramos…
Insisto:
Debemos crear situaciones que impulsen a nuestros-as párvulos-as a ser conscientes
de ser una persona única; debemos cooperar para que descubran ese ser pleno que
debe realizarse a lo largo de su existencia; una persona con infinitas potencialidades
que le permitirán ir realizando lo que desde siempre ha sido, mas con la misión
de existir… Nos encontraremos a menudo
con niños-as temerosos-as que, ignorados por los adultos, no se conocen, tienen
una visión errada de sí y no tienen las herramientas, ni condiciones para
descubrirse, explicarse a sí mismos y ante otros; tampoco pueden defenderse de sus
propias debilidades o errores, afanes destructivos, ni de los demás… La
educación y, en ella, la creatividad, es un camino de vuelta a nosotros mismos-as
y una apertura al diálogo con los y lo demás: Con la naturaleza, con la vida y
la muerte, con la alegría y la tristeza, con la esperanza, con las diversas
culturas, saberes, misterios y creencias…
El camino de la autoeducación, es un camino de fuerza de voluntad, amor
y creatividad. Un camino de perseverancia
para redescubrirse y de coraje para ser quien siempre hemos sido… Ahora bien, si los adultos ignoran la
grandeza y riqueza de cada niño-a es porque tampoco ellos se han descubierto y
porque durante sus vidas se han ido ocultando y disfrazando con imágenes
aplaudidas por el marketing, por la fama o popularidad, por el dinero y/o por
una muy mal llamada “educación”
1.3
Tampoco confundas educación con mera instrucción o adquisición de
habilidades y destrezas, pues con solo el desarrollo de la inteligencia, el
mero conocimiento y las destrezas, podrás
inventar una bomba nuclear, idear formas de estafar sin que te pillen, evadir
la realidad y a ti mismo-a, con múltiples estimulantes y placeres que te alejen
de ti y de la realidad… Pero, si educas la sensibilidad, la capacidad de
admiración y respeto, la generosidad y el amor por la verdad, el bien y la
belleza – en resumen, si educas para aprender a amar-se – potenciarás el idear
y crear caminos y obras para ser mejor, procurando que otros también sean mejores,
esto es, auténticas y felices personas…
1.4 Conocerse no es fácil y realizarse
tampoco…Por ello, la profesión más compleja y de mayor impacto, es la de ser educador-a,
puesto que nuestra misión es la de crear situaciones que activen toda conciencia,
sensibilidad, capacidad de amar-se, reflexión, fuerza de voluntad o fortaleza,
prudencia, templanza, justicia, benevolencia, esperanza… Debemos tener presente que en muchos aspectos
seremos siempre críos, que necesitaremos de un/a criador/a familiar,
profesional que llamaremos, médico, carpintero, profesor, ingeniero, pescador,
vendedor… En un mundo ideal, todos-as esos
colaboradores/as serán capaces de representarnos y ponerse en el lugar de cada
uno de nosotros/as (niño-a, adolescente, joven, adulto, anciano, senil) para
facilitarnos el descubrimiento y/o acceso a nuestro ser y a aquello que lo
realiza. En los comienzos de nuestra vida – y también en casos de senilidad o
discapacidades - necesitaremos de adultos que nos representen en cuestiones de
subsistencia: nutran, aseen, vistan, enseñen a ponernos de pie, a equilibrar
nuestro cuerpo, caminar, jugar, hablar, comunicar, distinguir diversas
sensaciones, afectos, emociones y valores.
1.5 ¿Quién es el niño-a que tengo ante mí? Estimado o estimada estudiante, es claro, que
educar sólo se puede hacer desde la autenticidad y desde el amor y que, para poder
bien criar y, al mismo tiempo, potenciar las posibilidades autoeducativas (necesariamente creativas) del pávulo-a, lo
primero que deberemos hacer es preguntarnos “realmente” quiénes son… Subrayo “realmente”,
puesto que lo que nos enseñan los libros de desarrollo son generalidades de
niños abstractos, esto es, sólo conceptuales, pero no reales. Cada niño es un ser único, con una historia
de vida y afectos o desafectos, seguridades y miedos, llantos y risas, placeres
y displaceres, acogidas y desacogidas también únicos; todos, además, siempre
personas íntimas, con huellas y a veces ya costras, más o menos profundas, más
o menos conscientes, en sus almas (y es bueno tener presente que también
influirán nuestras propias heridas y temores, atrofias…): Sensibilidad,
intuición y empatía, magia y fantasía, creatividad, juego, alegría, serán
imprescindibles para comprender cada mundo infantil y crear ámbitos acogedores,
ricos en posibilidades, pero también tranquilizadores y no hiperestimulados, pues
el exceso de luces y sonidos transforma un ámbito en irritante, desequilibrante,
enajenante…
1.6
Juegos y Cobijo: Nuestro reto es crear todo aquello que nos facilitará
crear mundos donde no siempre hacen falta los juguetes y las más sofisticadas tecnologías,
sino los juegos, pues lo principal es jugar y crear lo que Amanda Céspedes llama
el “Cobijo”.
a) Para idear juegos y crear “cobijos”, deberemos
conocer nuestros niños y niñas y sus mundos… Conocer un niño no es fácil;
en verdad no es fácil conocer a ninguna persona y ni siquiera conocerse a sí
mismo. Pero vamos a lo nuestro: Conocer
un niño-a es conocer su historia de vida -su biografía- su historia de
salud y de enfermedades, de encuentros y despedidas, risas y llantos, de hogar
o abandono y, principalmente, de cómo enfrentó todo aquello: ¿Sólo o acompañado
de “toda” la familia; con cariño en su pelo hasta lograr el sueño y el anhelado
cobijo, con sus manitos llenas de suaves besos y sus oídos alimentados con
canciones y cuentos, contados a lo mejor
muchas veces, pero con voces que podían sustituir los mejores dulces y vitaminas
y darles seguridad? Es cierto, con amor
y creatividad, podemos superar nubarrones, ausencias y miedos; podemos crear mundos
de colores y promesas de paseos futuros, pero con amores que no son promesa
sino presencia, con promesas ya cumplidas que son suelo de futuras confianzas… Conocer
a nuestros niños es conocer sus historias de hogar y de barrio, de visitas a
otras casas, de canciones o cuentos presentes o ausentes y de palabras suaves o
hirientes que aprendieron de tanto escuchar…
b) “Esos locos bajitos” de Joan Manuel Serrat
y la médico cirujano y psiquiatra infantil, chilena, Amanda Céspedes Calderón: Ante
los versos finales de la canción de Serrat - “Nada ni nadie puede impedir que
sufran. Que avancen las manecillas del reloj”- Amanda Céspedes, acepta que “No es
posible detener las manecillas del reloj de la vida, pero sí podemos mitigar el
sufrimiento de esos locos bajitos, si los protegemos en forma consciente. Y la mayor protección que podemos ofrecerles
es luchar contra nuestra propia ignorancia acerca de los albores de la vida,
esa edad sorprendente llamada Primera Infancia, una época durante la cual nos
muestran toda su sabiduría, pero no logramos verla. (…) Creemos estar educándoles, pero sólo nos
deslizamos por la corteza de su alma, refugiados en nuestros prejuicios y en
nuestra ignorancia”. (Cf. Amanda Céspedes (2016) “Esos locos bajitos.
Compromiso educativo en la Primera Infancia. Ed. B Chile y otros, pág.149)
1) La Primera Infancia “es el grupo etario con
mayor representación en los segmentos actuales de pobreza e indigencia” Solo
1/5 niños menores de 6 años, en el quintil más pobre, actualmente accede a la
educación preescolar”. Algunos de estos
niños sufren de diversa violencia: internados por protección, en hogares
monoparentales – el 92% a cargo de una jefa de hogar que presenta
hostilidad, castigos verbales y físicos hacia el niño… Se suma la
indigencia de migrantes, el hacinamiento, la violencia doméstica, el riesgo
de abuso sexual al niño-a, violaciones, diversas formas de explotación infantil,
con niños trabajando con 5 años en trabajos agrícolas, mercados de sectores
rurales y suburbios, pornografía infantil y microtráfico de drogas… “A
menor edad del niño obligado a trabajar, mayor es la devastación y el dolor
emocional, los que pueden ser irreparables. Diversos estudios internacionales
muestran que un niño pequeño privado de jugar al interior de espacios
privados de seguridad emocional tiene altísimas probabilidades de convertirse
en un criminal violento algunos años más tarde” (Ibid. pág.
157-158)
2) Por otra parte,
los niños que pertenecen a hogares económicamente privilegiados, también son
gravemente vulnerados sólo que en forma solapada. Muchos de estos niños viven en la ausencia
total de afecto por parte de sus padres, quienes los llenan de objetos y
“deben contentarse con viajar en el asiento trasero del automóvil, hipnotizados
frente a una pantalla donde se despliegan mundos ajenos, tan ajenos como el
adulto que conduce el vehículo, revisando de reojo sus mensajes en el teléfono
móvil”. (…) Muchos de esto niños viven en casas con todo tipo de comodidades,
“pero en su interior se despliegan malos tratos, abuso del castigo,
descalificación e incapacidad para afrontar conflictos en forma serena. (…) En
una “perspectiva exitista, los padres exigen instalar en el mundo de la
Primera Infancia proyectos de lectura temprana, de matemáticas y ciencias,
envasados en gruesos textos de estudio que los pequeños cargan cada día sobre
sus frágiles espaldas. Los niños
languidecen sobre sus pupitres antes de cumplir los 5 años, soñando con
espacios de libertad mientras escuchan los invisibles pasos del deber escolar
en aras de una formación para el trabajo y el capital, no para aportar a la
humanidad” (Ibid.pág. 159)